domingo, 27 de abril de 2014

AL CALOR DEL VERANO


AL CALOR DEL VERANO ...

me asomé a la ventana. La luz se desfilaba ceniza entorno a mí. La tarde caía irremediablemente lánguida. Me dije que eso era imposible pues en mis manos cantaban mil veranos. 

Sin embargo, las farolas en la calle se iban encendiendo al unísono que los candiles taciturnos.
 Quise mirar mi reloj pero, por alguna extraña razón, no lo llevaba puesto aunque su huella estaba en mi muñeca descolorida. Entonces, decidí abrir de par en par la cristalera y buscar los últimos rayos de sol cuando se convierten en sangre antes de morir en el horizonte. Ya era tarde, tampoco estaban.
La nostalgia vino a buscarme.

No era admisible que julio, agosto, incluso junio, hubieran volado sin haberme mojado en sus aguas, sin oler el aroma del salitre al chocar con la roca, la fragancia del heno en los campos, o el aroma a tierra mojada por la lluvia.

Me senté a esperar mientras la noche me tragaba. Tenía frío, la soledad me comía, y el silencio era tan lúgubre que quise llorar. Inútil: las lágrimas estaban secas.

Me quedé soñando aunque mis párpados no se apagaban. Me vi entre las olas reír y correr tras mis amores. Me sentí divertida y brillante despojándome de falsos tabúes que me aprisionaban. Miraba a la vida con ganas de habitarla hasta el último suspiro,
 " y anidar en los brazos de mis pasiones las ansias de volar."

Luego llegó la imagen del jardín donde colgaba la buganvilia y mi madre regaba sus geranios. Mi hijo y mi hija dormían plácidamente en sus camas. Me aproximé y contemplé sus pequeños rostros., tan dulces y bellos como el estío aquel en que se me escapó…
  ¿qué perdí? No lo recuerdo.

Despierto al fin, y noto sobre mí el paso acelerado de alguien a quien no conozco. Siento el temor de la irrealidad, pero cuando la congoja llega a desnutrir mis esperanzas, advierto que llegas tú con un ramillete de flores blancas.

 No sé cuál me enternece más, si el detalle de las margaritas o tu rostro sembrado de penas. Trato de acariciarte pero entonces, me doy cuenta de mi verdad más absoluta:
  soy polvo y éste, no tiene veranos...  ...   ...

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