miércoles, 30 de abril de 2014

CLOTARIO BLEST. PRECURSOR DE LA UNIDAD DEL SINDICALISMO CHILENO

UN GRAN PERSONAJE DE LA HISTORIA DE LOS TRABAJADORES CHILENOS,QUE NO PODEMOS 0LVIDAR A CLOTARIO BLEST.
EN ESTE PRIMERO DE  MAYO DEL 2014.
Clotario Leopoldo Blest Riffo: 1899-1990

Precursor de la unidad del sindicalismo chileno.


Clotario Blest (1899-1990)
Clotario Blest (1899-1990)


Otra vez el pequeño milagro del azar en una fotografía. ¿Se me habría ocurrido hacerlo posar con ese pajarito muerto en las manos? Nunca en la vida. Llegué temprano en la mañana en cuanto había terminado el toque de queda (a veces es difícil acordarse de que vivíamos acuartelados.) Me apuró por la foto, pues tenía que llevar comida a los presos de la dictadura. De pronto se agachó al ver el pajarito, quizá con intención de revivirlo, y la luz del amanecer en su barba y pelo armaron una imagen difícil de prever. Me costó enfocar y mantener la cámara quieta con la emoción del momentoClotario Leopoldo Blest Riffo: 1899-1990
FOTO: Clotario Leopoldo Blest Riffo

Nació el 17 de noviembre de 1899 en Santiago. Sus padres fueron Ricardo Blest Ugarte, militar que falleció cuando Clotario era sólo un niño; y su madre, Leopoldina Riffo Bustos, directora de escuela, educadora de gran inquietud por los temas sociales, quien acompañó a su hijo hasta muy avanzada edad. Pertenecían a la rama pobre de dos importantes familias de intelectuales liberales del siglo XIX: los Blest y los Gana.

Su infancia transcurrió en una casona situada en la Alameda de las Delicias, donde observó desde pequeño el convulsionado ambiente social que comenzaba a surgir de mano de las primeras huelgas de trabajadores que se iniciaron en Chile a principios del siglo XX.

En 1910 ingresó al Seminario Pontificio de Santiago, donde las enseñanzas de su profesor de Latín, el futuro arzobispo de Santiago José María Caro, despertaron en él su interés por las Humanidades y la Ciencia, y su creencia en una Iglesia orientada hacia el pueblo.

No obstante, su gran maestro y padre espiritual fue el sacerdote jesuita Fernando Vives Solar, quien le hizo comprender la injusticia social y el deber cristiano de entregar todo a sus semejantes sin esperar recompensa.

Comienza su lucha

A los 19 años, Clotario Blest era un joven estudioso, sensible y de un gran misticismo. Se trasladó al Seminario de Concepción, ciudad en la que protagonizó su primer conato con la Iglesia en un acto de protesta en contra del rector del Seminario. Finalmente optó por abandonar el camino al sacerdocio, y escogió la lucha cotidiana al lado de los más necesitados.

En 1922 Blest entró a trabajar como empleado público en la Tesorería General de la República; en forma paralela entró a un curso de Leyes en las tardes, pero no pudo continuar por incompatibilidad con su trabajo.

Más tarde ingresó a la Universidad Católica a estudiar Filosofía y, por último, a la Universidad Libre a un curso de Química Superior; con ello pudo satisfacer sus inquietudes intelectuales.

Su filosofía cristiana

Clotario Blest combatió con sus ideas a la Iglesia tradicional, que según su opinión defendía a los poderosos silenciando el verdadero contenido de los evangelios. Su búsqueda se tradujo en destruir al Cristo “Rey” para resucitar al Jesús “Obrero”. Postulaba un corporativismo cristiano como modelo social, donde el cristianismo animara las nuevas asociaciones, procurando la disciplina, la moralidad y la solidaridad, frente a la anarquía moral, política, económica e intelectual de la época.

Su filosofía cristiana sostenía que el individuo era el fin de la sociedad y el Estado, y la finalidad de estos, propender a su perfeccionamiento moral y material.

Sus primeros pasos en la organización sindical


Entre 1920 y 1922, Blest asistió a las charlas y conferencias del dirigente del movimiento obrero en Chile, Luis Emilio Recabarren. Impresionado con sus ideas progresistas, lo siguió hasta el momento de su muerte.

Por esos años, Blest ingresó al círculo de estudios El Surco, creado para formar conciencia socialcristiana, organizar sindicatos y luchar por una legislación social justa para la clase trabajadora. En 1927 presidió la Unión de Centros de la Juventud Católica para organizar a la juventud obrera en la capital y provincia.

Allí conoció a su primera y única novia, Teresa Ossandón Guzmán. Pero ambos acordaron separarse para servir plenamente a Cristo. Ella ingresó al Convento Carmelitas Descalzas, donde murió en 1988, y él continuó su lucha por la justicia social, siendo fiel hasta su muerte, tal como lo prometiera a su novia, al celibato.

Acción social

En pleno gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, Blest se vinculó a la Casa del Pueblo, para promover el sindicalismo, la protección de los obreros sindicados, y convertir estas organizaciones en la palanca más poderosa de la democracia.

En esos años ingresó como militante al Partido Popular, cuyo periódico, El Sindicalista, pasó a ser la tribuna en la cual dio a conocer su pensamiento político.

Entre 1928 y 1939 formó parte de la Liga Social de Chile, que adhirió a la República Socialista y al Frente Popular.

La Asociación Nacional de Empleados Fiscales

En 1943 los empleados fiscales formaron la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), quedando presidida por Clotario Blest.

Esta organización se planteó la justicia social y la confraternidad humana, junto al perfeccionamiento económico, cultural y social de los empleados públicos.

Líder de la Central Única de Trabajadores

El 15 de febrero de 1953 nació la Central Única de Trabajadores (CUT), quedando presidida por Clotario Blest. Se cumplía así el sueño de su vida, el de la unidad del movimiento obrero.

Blest se convirtió en el líder indiscutible de esta nueva organización, dada su capacidad de aunar el amplio espectro ideológico sindical, privilegiando por sobre las posiciones políticas e ideológicas, las defensa férrea de los derechos de los trabajadores.

Perseguido

En 1954 Blest fue confinado por primera vez a la Cárcel Pública por órdenes del Presidente Ibáñez del Campo, tras haber pronunciado un encendido discurso en el que se refirió a él como el “traidor de la clase obrera y de la Nación”.

Luchó férreamente en favor de la derogación de la Ley de Defensa de la Democracia, llamada Ley Maldita, dictada por el presidente Gabriel González Videla. Denunció también los privilegios de las Fuerzas Armadas y Carabineros en desmedro de la clase trabajadora.

Desde ese momento y hasta 1961, fecha en que abandonó la presidencia de la CUT, debió afrontar la persecución y los arrestos de parte de los gobiernos de turno, y las divisiones sindicales dentro de la misma central. Protagonizaría la huelga de trabajadores más numerosa en la historia de Chile: la de 1955 en contra del Presidente Ibáñez.

Defensa de los Derechos Humanos
Clotario Blest fue un gran admirador de Gandhi y Martin Luther King. Siguió la senda de estos maestros de la no violencia activa. Durante el régimen militar encabezado por el general Augusto Pinochet asumió la lucha en contra de la violación a los Derechos Humanos, liderando manifestaciones, tomas y ayunos.

Desde 1970 dirigió la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos y en 1976 fundó, en su propia casa, la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, junto al cardenal Raúl Silva Henríquez y el sacerdote Cristián Precht, vicario de la Solidaridad.

El Premio de la Paz
Su importante rol en la defensa de los derechos humanos le valió en octubre de 1978, el Premio de la Paz, otorgado por el Servicio de Paz y Justicia que presidía el Premio Nobel de la Paz, el argentino Pérez Esquivel.

En 1979, cuando Chile estuvo al borde de una guerra limítrofe con Argentina, y rompió relaciones diplomáticas con Perú, Blest participó activamente en la creación de la Liga por la Paz, que tenía por objetivo movilizar a la opinión pública en favor de esta.

Una vejez pobre y silenciosa
Clotario pasó sus últimos días en la enfermería de la Iglesia de la Recoleta Franciscana en un pequeño cuarto, atendido por los padres franciscanos.

Solo y pobre, con su mameluco azul y un cordón franciscano amarrado a su cintura, el ahora anciano de 91 años, fue poco a poco extinguiéndose, hasta que una enfermedad respiratoria terminó con sus días el 31 de mayo de 1990.
Fuente: Cristián Guerrero Lira, Fernando Ramírez Morales e Isabel Torres Dujisin. 

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