martes, 25 de julio de 2017

JORGE TEILLEIR, ESCRITOR Y POETA, TRES DE SUS OBRAS.







JORGE TEILLER, SE DICE QUE SU OBRA EVOCA PERMANENTEMENTE LA INFANCIA, I SIEMPRE CON UNA SENSIBILIDAD PROFUNDAMENTE HERMOSA.

BOTELLA AL MAR



BOTELLA AL MAR

Y tú quieres oír, tú quieres entender.
Y yo te digo: olvida lo que oyes, lees o escribes.
Lo que escribo no es para tí, ni para mí, ni para los iniciados.
Es para la niña que nadie saca a bailar, 
es para los hermanos que afrontan la borrachera 
y a quienes desdeñan los que se creen santos, profetas o poderosos.


CUENTO SOBRE UNA RAMA DE MIRTO


CUENTO SOBRE UNA RAMA DE MIRTO

Había una vez una muchacha
que amaba dormir el el lecho de un río.
Y sin temor paseaba por el bosque,
porque llevaba en la mano
una jaula con un grillo guardián.

Para esperarla yo me convertía
en la casa de madera de sus antepasados
alzada a orillas de un brumoso lago.
Las puertas y las ventanas siempre estaban abiertas
pero sólo nos visitaba su primo el Porquerizo
que nos traía de regalos
perezosos gatos
que a veces abrían sus ojos
para que viéramos pasar por sus pupilas
cortejos de bodas campesinas.
El sacerdote había muerto,
y todo ramo de mirto se marchitaba.

Teníamos tres hijas
descalzas y silenciosas como la belladona.
Todas las mañanas recogían helechos
y nos hablaron sólo para decirnos
que un jinete las llevaría
a ciudades cuyo nombre nunca conoceríamos.

Pero nos revelaron el conjuro
con el cual las abejas
sabrían que éramos sus amos
y el molino
nos daría trigo
sin permiso .

Nosotros esperamos a nuestros hijos
crueles y fascinantes
como halcones en el puño del cazador.


CUANDO YO NO ERA POETA


Cuando yo no era poeta

por broma dije que lo era.

Yo no había escrito ningun verso
pero admiraba el sombrero alón
del poeta del pueblo.

Una mañana me encontré en la calle con mi vecina.
Ella me preguntó si de verdad era poeta.
Ella tenía catorce años.

Esa vez llevaba un ramo de ilusiones.
Despues una anémona en el pelo.
La tercera vez un gladiolo entre los labios.
La cuarta vez no llevaba ninguna flor,
yo le pregunte el significado de eso a las flores de la plaza
que no supieron responderme.


Ella había traducido para mí poemas de Ferdinand von Saar.
Yo no le dí nada a cambio.
No quería desprenderme ni de una hoja de cuaderno.

Sus ojos disparaban balas de amor calibre 44.
Eso me daba insomnio.
Me encerré mucho tiempo en mi pieza
.

Cuando salí la halle en la plaza y no me saludo.
Volví a mi casa y escribí mi primer poema.

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