A veces, de Nicolás Guillén
Nicolás Guillén nos recuerda que el amor es simple, es directo, es sincero. Su fuerza nos autoriza a ser cursis, a ser infantiles, a sabernos mortales, si es que de ello brota el amor en el ser amado.
A veces tengo ganas de ser cursi
para decir: La amo a usted con locura.
A veces tengo ganas de ser tonto
para gritar: ¡La quiero tanto!
A veces tengo ganas de ser niño
para llorar acurrucado en su seno.
A veces tengo ganas de estar muerto
para sentir,
bajo la tierra humeda de mis jugos,
que me crece una flor
rompiéndome el pecho,
una flor, y decir:
Esta flor, para ti.
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